El buen hábito de la siesta exprés
Antes de que empiece a leer el Tener S@lud de hoy, quería comentarle algo. Habrá visto que al final de cada e-letter les invito a dejar sus comentarios. Quiero agradecerle hoy expresamente los muchos comentarios que recibimos cada semana, que enriquecen la información y permiten que contemos con las valiosas experiencias que otros lectores quieren compartir generosamente con el resto de la comunidad que formamos en SaludNutricionBienestar.com quienes estamos interesados en la salud natural. Gracias también por tantas palabras de apoyo, de ánimo y de agradecimiento como nos llegan, algunas enormemente emotivas, y que son un gran estímulo para seguir escribiendo cada semana; son tantos que nos es imposible responder a todos, tal como nos gustaría. Si hay alguien que no lee habitualmente los comentarios, le invito a hacerlo; vale la pena. Y si usted tiene algo que aportar, opinar, añadir o matizar a lo que se dice en algún Tener S@lud, le animo a hacérnoslo llegar. Le aseguro que leemos todos y cada uno de los comentarios que nos llegan y que los tenemos muy en cuenta. Gracias de nuevo. El buen hábito de la siesta exprésDormir es un período de actividad del mismo nivel que estar despierto. Lo único que cambia son las percepciones sensoriales, que al dormir se reducen. El cuerpo continúa con su actividad, aunque de diferente manera: se esfuerza por realizar varias tareas para recuperarse de todo el día, garantizar su mantenimiento y prepararse para el día siguiente.De ninguna manera podemos privar al cuerpo de esta actividad de recuperación, conservación y preparación, sin la cual se resentirían tanto nuestra salud como la calidad de nuestra “primera vida”, esa en la que nos encontramos despiertos y conscientes. Las fases del sueñoDormimos en ciclos de 90 a 120 minutos. Una noche de descanso está compuesta por entre tres y seis ciclos, y cada uno de ellos tiene cinco fases:
El ritmo de las ondas eléctricas del cerebro durante el sueño paradójico es similar al de cuando estamos despiertos. Aunque el cuerpo se encuentre inerte y la persona dormida, el cerebro está muy activo. Por eso a esta fase se la denomina sueño paradójico. Ocupa el 20% del primer ciclo y, a medida que la noche avanza, es cada vez más larga. Dura entre 15 y 20 minutos y equivale al 25% de nuestro descanso total. Por qué hay que dormirDormir permite estimular las defensas inmunitarias, la gestión del potencial energético, el crecimiento, la regulación de la temperatura y la presión arterial, el descenso del estrés y la tensión, la conservación de la memoria, el aprendizaje, la producción hormonal y la división celular.En concreto, el sueño lento (tanto el ligero como el profundo) permite al cuerpo recargar sus reservas de energía para el día siguiente y recuperarse físicamente, y hace que los órganos y tejidos dañados por los esfuerzos se regeneren. Durante la fase de sueño lento profundo tiene lugar la división celular y la producción de la hormona del crecimiento, que hace crecer a los niños y que en los adultos tiene un efecto “rejuvenecedor”. El sueño paradójico es el momento de la noche consagrado a los sueños. Permite recuperarse de la tensión nerviosa, ordenar los recuerdos de la jornada, grabar la información y olvidar aquello que nos resulta inútil. Aunque durante el sueño paradójico se produzca una gran actividad cerebral acompañada por un gran consumo de energía, este tipo de sueño es fundamental para la mente. De hecho, a diferencia del sueño lento, que resulta reparador desde el punto de vista físico, el sueño paradójico lo es desde el punto de vista mental. Los síntomas de la falta de sueñoAfirmar que una noche de descanso tiene que durar un número concreto de horas y que esa cifra es válida para todo el mundo es un disparate.Cuando nuestras noches son demasiado cortas, aparecen una serie de síntomas:
Una solución para un mal descansoLos lectores de Tener S@lud ya conocen los beneficios de poder echarse una cabezadita después de comer (¡incluso en el trabajo!). Hoy volvemos a hablar de la siesta.La siesta es imprescindible para aquellos que se deben conformar con un tiempo de descanso nocturno menor del que necesitarían, tanto por motivos profesionales o escolares como por cualquier otra razón (haber prolongado una salida nocturna, haberse quedado viendo la tele hasta más tarde de lo que se pensaba...). La siesta les permite entonces saldar su “deuda de sueño”. Pero no sólo en caso de déficit de sueño resulta beneficiosa la siesta, sino que lo es para todo el mundo. La somnolencia que experimentamos después de comer no se debe a la digestión (aunque una comida copiosa pueda acentuar el efecto), sino a una necesidad del cuerpo, que reclama un poco de descanso. Nuestro ritmo de vida se divide entre períodos de actividad y períodos de relajación y hay que saber cómo alternarlos. ¿Siesta “exprés” o siesta “a cuerpo de rey”?La siesta exprés dura entre 10 y 20 minutos. Es demasiado corta como para que caigamos en un sueño profundo, permite que nos relajemos y también que nos despertemos a una hora fijada por nosotros mismos.Por el contrario, la siesta a cuerpo de rey (de una hora o más) se consigue dejando que nos despertemos de manera natural. Tras esa siesta, al salir del sueño paradójico o del sueño profundo, la mente está confusa y tiene una sensación desagradable que tarda en desaparecer. Cuando se encuentre en esa situación, algunos ejercicios de gimnasia le servirán para despejar la mente. Las siestas exprés no sólo son buenas cuando necesita un pequeño sueño reparador tras una noche en la que no ha dormido lo necesario. Por el contrario, son beneficiosas todos los días. Como en toda disciplina, sólo se puede llegar a dominarla con entrenamiento. Al despertarse, se encontrará más descansado, más alerta, más dispuesto y menos tenso. La siesta a cuerpo de rey quedaría entonces reservada para algunos casos concretos:
Aunque prefiero con diferencia estar tumbado en un sofá para la siesta exprés, puedo conciliar el sueño casi en cualquier sitio si no queda otro remedio. Me acuesto boca arriba, me aíslo un poco (tapándome los ojos con lo que sea), respiro profundamente varias veces… y caigo dormido en segundos. Su efecto es extraordinariamente beneficioso. Esos pocos minutos me sirven para ganar más horas (sí, horas) de trabajo productivo al final del día. Y por la noche, me permiten escribir el siguiente Tener S@lud. ¡A su salud! Juan-M Dupuis |
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